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Rosario, Santa Fe, Argentina

viernes, 20 de abril de 2012

Pequeña historia de desamor

Ambos eran jóvenes y creían que el mundo no tenía fin.
Su amor iluminaba rostros y carecía de dolor.
Se complementaban tanto, que uno no podía vivir sin el otro.
Al pasar el tiempo, más se unían y mas brillaban y el mundo se hacía basto a su alrededor.
y las sonrisas abundaban, llenas de felicidad, y las caricias y besos eran su hablar.
Pero algo cambiaba, poco a poco, en las entrañas del amor, donde todo es oscuro.
Él tenía un amor incondicional, Ella buscaba quien la haga ilusionar.
El se dedicaba a su aventura. Ella a explorar.
Ella dejó de sentir, y comenzó a soñar. Él se desvivía, tratando de reconquistar.
Desde afuera todo seguía igual, pero adentro, una ventisca de hielo y dolor.
Al final Él recitaba poemas y Ella miraba por la ventana como las hojas caían al suelo, sin escuchar, buscando que venga alguien más.
Ella comenzó a pensar en lugares lejanos e idiomas extraños.
Él seguía a su amor incondicional.
Él se acostaba con libros melancólicos y partituras extrañas, soñando con Ella.
Ella soñaba con extraños, melancólica, acostada con Él, entre libros y partituras.
Ella buscaba que la conquisten, confiada que lejos había una respuesta.
El se cansó de intentar conquistarla y se alejó al atardecer, con el único amor que le quedaba.
Ella siguió soñando, esperando la llegada de un extraño.

Al final, ella miró al atardecer, una figura se dibujaba, un extraño, lejano. Ella sonrió. Pero luego se dio cuenta que no iba a su encuentro y una lagrima cayó de sus ojos.

Niggle

lunes, 23 de enero de 2012

La niña en el cielo.

Cuando ella se cansó de todo, levantó vuelo sin pedir permiso
nadie entendía al principio, nadie le creyó cuando lo dijo

desplegó sus alas de tela y papel y el viento la condujo cual hoja de laurel


Una sombra pasó veloz por la ciudad, la gente común alzó la vista
con temor a ver la verdad. En los cielos se eleva una niña
y en la tierra...En la tierra Soledad


Nadie quiere mirar, no se animan a soñar
Nadie quiere oír, que por los cielos, ella libre ha de ir.
y anclados en la tierra, la gente común espera
sin sueños y sin proezas, sin alas , sin fuerzas
y todos de ira se llenan, pues ¡en el cielo una niña se eleva!
y ellos...aquí en la tierra.

Nada saben de volar, nada saben de Cantar
Lo que sí saben es odiar, mucho saben de envidiar.
Y eso los llevó a juntarse y acordar

que al cielo debían llegar. 


Pero la codicia y la ambición, Pueden contra toda proyección
Los cimientos de los sueños, no pueden ser de maldad, han de salir del corazón.
Pero empeñados en su tarea, los de gris acuerdan
construirían una nave y a la niña alcanzarían.

Ella los observaba y entre dientes se reía. Entre las nubes vagaba

y de la tierra nada extrañaba
Pues allí tenía libertad y nadie la acosaba, nadie la envidiaba.
Allí se encontraba, sola con su bondad, sola con su alma.

Pero llegó el día esperado, los de la tierra levantaron vuelo.

En un globo de tela zarparon de la tierra. En busca de la niña libre
que en el cielo volaba.
 Por años viajaron, de un extremo a otro, todos los cielos vagaron,

pero nada encontraron y por toda la eternidad buscaron, hasta perderse por siempre.
Pues la niña había descendido y por fin su sueño había cumplido.
 Quedar sola en la tierra, con sus animales, bosques, ríos y su 

tan querido amigo el viento, que a su proeza ayudo.
Y la niña cumplió su promesa, de un mundo mejor, sin envidia, sin tristeza.


Niggle.